
154 Filópolis en Cristo N° 4 (2025) 153-156
ISSNL 3008-8844
Germán Masserdotti
gularmente, de una mujer. Pero no de cualquier mujer. Delna Bunge
supo forjar una feliz alianza entre su posición social privilegiada y su
sentido de la justicia social inspirado en el Evangelio.
El subtítulo del libro, “Una católica militante en tiempos turbulen-
tos”, reeja adecuadamente el contenido de la obra. Sánchez de Loria
Parodi destaca dos hechos históricos argentinos a propósito de los
cuales se revela la personalidad católica de Delna Bunge. El primero
de ellos es la posición neutralista del gobierno nacional en la Segunda
Guerra Mundial y el segundo es el 17 de Octubre de 1945.
En lo que se reere a neutralidad argentina, Delna Bunge, “una
mujer de diálogo y nada sectaria”, compartía “el nacionalismo cultu-
ral de su marido [Manuel Gálvez] y estaba de acuerdo con mantener
la histórica posición de neutralidad en la guerra en curso, que sostenía
el gobierno de[l presidente] Castillo” (p. 215). Por el contrario, los li-
berales argentinos “habían asumido la doctrina y la Weltanschauung
del americanismo” (p. 216). Eran, lógicamente, pro-aliados. Delna
Bunge escribió, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Cato-
licismo guerra (1942) “que despertó gran conmoción” (p. 218). La
mirada de Delna Bunge “no se secularizaba, mantenía la fe en que
la Iglesia no sería destruida y, a través de los misteriosos designios
de la Providencia, algún día Cristo Rey gobernaría las conciencias y
por ende las sociedades. Seguía a san Juan Crisóstomo, quien decía
que la persona que reza pone sus manos en el timón de la historia”
(p. 219). Advertía respecto a cierto tipo de catolicismo: “Y no puede
inspirarnos conanza un catolicismo que, por amor a Dios y a la Igle-
sia, exige de nosotros el odio a una nación determinada”. Ilustraba
con un ejemplo: “Surgen interrogantes de simple sentido común. Los
católicos que hoy gritan –no sin justicia– contra las persecuciones al
catolicismo alemán ¿dónde estaban cuando los horrores de México?”.
Como comenta Sánchez de Loria Parodi: “Por otra parte, Delna se-
ñalaba la insensatez de rasgarse las vestiduras exclusivamente por el
racismo nazi-fascista y callar sobre el protestantismo, el liberalismo,
la masonería, el comunismo, condenados por el magisterio eclesial,
como el primero. Si se trataba de amor a la Iglesia, ¿no se odiarían por
igual todos los errores que afectaban su doctrina y ponían a las almas
en peligro?” (p. 223).