Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Resumen: En este artículo1 no es nuestro obje-
tivo predecir un futuro que por la libertad hu-
mana es impredecible, sino describir nuestro
ahora. Decir que nuestro presente es comple-
jo no es suciente. La realidad es multiforme,
tiene textura diversa, altura y profundidad,
extensión, temporalidad y misterio. Toda civi-
lización se construye sobre una base ideal: su
cosmovisión. Una cosmovisión es la matriz es-
piritual de una o incluso varias civilizaciones,
simultáneas o sucesivas. En toda cosmovisión,
hay un conjunto de ideas de la naturaleza, y se
descubre un absoluto, esas ideas están circum-
insertas con la idea que tengo de mí mismo y
de los otros hombres. En toda cosmovisión, hay
un conjunto de ideas de la cultura como sentido
de la historia, de la cual depende un conjunto
de ideas de la cultura como cultivo de la rea-
lidad circundante, por medio de las cuales se
caracteriza un período histórico determinado.
Abstract: In this article, our objective is not
to predict a future that, due to human free-
dom, is unpredictable, but rather to describe
our present. To say that our present is com-
plex is not enough. Reality is multiform, with
diverse textures, height and depth, extension,
temporality, and mystery. Every civilization
is built on an ideal foundation: its worldview.
A worldview is the spiritual matrix of one
or even several civilizations, simultaneous
or successive. In every worldview, there is a
set of ideas about nature, and an absolute is
discovered. ese ideas are circumscribed by
the idea I have of myself and of other people.
In every worldview, there is a set of ideas
about culture as a sense of history, on which
depend a set of ideas about culture as a cul-
tivation of the surrounding reality, through
which a given historical period is characteri-
zed. Regarding our Euro-American civiliza-
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo
presente
Current Worldview. An Approach to the Present Time
Roberto Estévez
Ponticia Universidad Católica Argentina
roberto.estevez@santodomingo.edu.ar
ORCID: https://orcid.org/0009-0001-8199-4689
1 Este artículo continúa las líneas de reexión de “Ethos y actualidad. Vivir en Interregno,
publicado en Cuaderno de Ciencias Humanas, 5 (diciembre 2024), pp. 13-45, y “Ethos y Ac-
tualidad - Un mundo único de civilizaciones diversas, publicado en Cuaderno de Ciencias
Humanas, 6 (junio 2025), pp. 27-63. Entre el año 2023 y el año 2025, desarrollé una serie de
artículos en la revista Criterio, que revisa, sintetiza, repiensa y actualiza, el análisis de la crisis
del tránsito de la Modernidad a la Actualidad, de la primera parte del libro Ethos y Polis. Notas
sobre la cosmovisión actual (editado por la UNSTA, 2009, 2da. Ed., San Miguel de Tucumán).
56 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Respecto de nuestra civilización euroameri-
cana, la primera Modernidad del siglo XV –
descartando los cortes claros y distintos de la
periodización histórica de la ilustración–, co-
mienza en el siglo XIII de las ciudades renaci-
das (burgos), la difusión de las agremiaciones,
las ideas democráticas (asambleas de hombres
libres), las universidades y por ellas, la re-
cuperación popular del pensamiento griego
(Aristóteles). Esa cosmovisión Moderna nació
tributaria de la losofía de la historia cristia-
na, y a partir del siglo XVII fue creciendo una
idea del sentido de la historia –que podemos
entender desde la gnosis–, que se reconoce en
el aire común a muchos espiritualismos (in-
cluso cristianos), en nuevos movimientos re-
ligiosos, y en la evolución de la organización
social. En esta losofía de la historia, es clave la
valoración superlativa de la tecnología –como
congurante del mundo sensible, emocional y
espiritual–, con renuncia a la valoración en sí
y de sus nes, transformando a la tecnología
en ídolo con pretensión de absoluto. La des-
conanza en la ciencia que creció a nes de
la Modernidad, no ha impedido la aceptación
acrítica de la tecnología en una posición cultu-
ral superlativa en la actualidad. Los hombres
le han dado un estatuto mesiánico, han de-
sarrollado una espera en ella que mitigue sus
sufrimientos y colme sus esperanzas, que les
permita una vida rotativa, independiente de
la identidad y estado corporal. En contra del
argumento Adolf Eichmann, de que era solo
un engranaje en una maquinaria que lo usó,
siempre hay uno o varios actos libres asocia-
dos para la obtención del resultado, como lo
demostraron todos los que decidieron actuar
contra la maquinaria nazi a costa de sus vidas.
Todo acto humano, y la tecnología lo es, está
sometido a la valoración moral de sí y de los
nes que persigue, sea por propia decisión o
por decisión de otro.
Palabras clave: civilización, cosmovisión, Mo-
dernidad, actualidad, hombre.
tion, the rst Modernity of the 15th century
- discarding the clear and distinct cuts of the
historical periodization of the Enlighten-
ment - begins in the 13th century with the
reborn cities (boroughs), the spread of guilds,
democratic ideas (assemblies of free men),
universities and through them, the popular
recovery of Greek thought (Aristotle). is
modern worldview arose from the Christian
philosophy of history, and from the 17th
century onward, an idea of the meaning of
history—which we can understand from
the perspective of Gnosis—grew. is idea is
recognized in the common thread that per-
meates many spiritualisms (including Chris-
tian ones), in new religious movements, and
in the evolution of social organization. Key to
this philosophy of history is the superlative
appreciation of technology—as a shaper of
the sensory, emotional, and spiritual world—
with the renunciation of appreciation for
itself and its purposes, transforming techno-
logy into an idol with a pretension of being
absolute. e distrust in science that grew
at the end of Modernity has not prevented
the uncritical acceptance of technology as a
superlative cultural position today. Humans
have given it a messianic status; they have de-
veloped an expectation of it that will mitigate
their suering and fulll their hopes, that will
allow them a life of rotation, independent of
identity and bodily state. Contrary to Adolf
Eichmanns argument that he was merely
a cog in a machine that used him, there are
always one or more free acts associated with
achieving the result, as demonstrated by all
those who decided to act against the Nazi
machine at the cost of their lives. Every hu-
man act, including technology, is subject to
the moral evaluation of itself and the ends it
pursues, whether by ones own decision or
the decision of another.
Keywords: civilisation, worldview, Moder-
nity, present, men.
57
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Una aproximación metodológica
Decir que la realidad es compleja no es suciente. La realidad es multiforme,
tiene textura diversa, altura y profundidad, extensión, temporalidad y misterio.
Durante un tiempo, podemos vivir en supercie a algunos centímetros –o
metros– del suelo, sin ser sobresaltados por la textura y altura de la realidad,
pero no para siempre.
En las culturas la misma naturaleza humana siguió siendo una “cordille-
ra” en los otros y en nosotros mismos. Allí estaba desde el principio –y se-
guirá hasta el nal–, el misterio del hombre nunca sucientemente develado.
La Modernidad –hoy en retirada– nos invitaba a pensar la realidad en
ideas claras y distintas, como una llave maestra para desentrañar todo mis-
terio que desaparecería a la luz de un único método cientíco, como la
niebla iluminada por un único sol.
Así, siendo iluminados, nos daba seguridades y nos permitía conducirnos
alegremente hasta estrellarnos con “montañas” escandalosas: el imperialis-
mo, el retorno institucional de la esclavitud, la justicación del racismo, el
descarte de las vidas no dignas de ser vividas: discapacitados, pacientes psi-
quiátricos, disidentes políticos y homosexuales, por solo mencionar algunas
montañas” que resultaron imperceptibles a la iluminación de esa razón.
La Modernidad, expuesta en estos ocultamientos –que su ideología ocultaba–,
entra en decadencia en Europa y siguió decayendo en América y en el mundo.
Se abrió entonces un siglo de claro interregno2 que irá nalizando en Guer-
nica, Coventry, Dresde, Auschwitz, Hiroshima, el Goulag, el Tíbet, Vietnam, la
violencia política en América Latina, las migraciones forzadas, las hambrunas
y los genocidios más masivos que conozca la historia, que no concluyeron a pe-
sar de la experiencia alemana de los campos de exterminio, así como la primera
guerra civil europea no fue la guerra que terminará todas las guerras.
Conocer la naturaleza
Es empíricamente constatable que podemos conocer el mundo natural.
Así como podemos conocer un cuadro porque es obra de un pintor, pode-
2
Así llamaban en la Roma antigua, al tiempo en que las normas caen en desuso a la espera de
un nuevo monarca.
58 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
mos conocer el mundo natural porque hasido querido por un artista, luz al
nal del túnel, energía primordial a quien la mayoría de la población mundial
reconoce como origen de todas las cosas, o Creador3.
Sin embargo, hay una diferencia entre ambos cuadros de uno y otro artis-
ta: es propio de las cosas creadas que no puedan ser jamás agotadas por una
facultad de conocer nita.
Las cosas creadas son cognoscibles porque son creaturas. Pero al mismo
tiempo hay que decir que porque son creaturas son insondables para la facul-
tad humana de conocimiento. Las conoce con certeza, pero no llega a com-
prender hasta el fondo el proyecto de las cosas. La palabra primordial buscada
en El Golem (Borges) no puede siquiera ser percibida por un espíritu creado.
Esta concepción nada tiene que ver con el agnosticismo, ni con la razón
moderna, y su optimismo del conocimiento –que recuerda la gnosis– constru-
yendo sistemas cerrados, como la física de Newton, el psicoanálisis inicial y la
física social de Marx. Sistemas que se critican sin ninguna intención de regre-
sar al período anterior a la Ilustración, sino para “ampliar nuestro concepto
de razón y de su uso” (Ratzinger, 2006).
Hace más de siete siglos, Tomás de Aquino no había querido una enu-
meración cerrada de las virtudes morales. Las consideraba innumerables,
porque al ser innumerables los actos humanos no pueden ser previstos de un
modo cerrado ni sus virtudes ni sus vicios.
Suponía que hay una verdad de las cosas, y en ella una verdad sobre el
varón y mujer (se perciba como se perciba) que podemos conocer, sin poder
agotar, y siquiera expresar con completa adecuación a lo que ella es. Pero no
era posible prever los hábitos que perfeccionan al hombre, y lo que lo hace
estar en mejores condiciones para ser feliz, frente a las múltiples pantallas que
enmarcan la vida actual de ese hombre.
Conocer la cultura
El ecologismo ha recuperado la idea de que la naturaleza tiene una dicho-
sa disposición, según la cual las cosas diferentes e iguales ocupan cada una el
3
Me reero a la población que conuye en los tres monoteísmos. Sin embargo, no seguiré
estas primeras reexiones con una mirada teológica, sino desde la losofía de Josef Pieper, en
Creaturidad. Observaciones sobre los elementos de un concepto fundamental, Revista Philoso-
phica, Nro. 2-3, 1982.
59
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
lugar que le es propio (orden, según Agustín de Hipona); pero es el punto de
partida y no el nal de la historia humana. La cultura como desarrollo de la
naturaleza son las montañas, que se reeren al magma y los demás materiales
subterráneos, pero a la vez son distintos de ellos.
Conocer no se agota en describir los componentes esenciales sino que
da un orden a lo diverso, para que no sea solo hablar de individualidades.
El conocer es así una combinación de un reconocimiento esencial –sin
acceso a la palabra primordial–, con un ordenamiento artístico-articial
de nuestra inteligencia, esto unido a la temporalidad de nuestras cultu-
ras (que tratamos de ejemplicar con la referencia a Tomás y su idea del
sinnúmero de las virtudes morales) hace que nuestro conocimiento sea
siempre inconcluso.
Ese ordenamiento artístico-articial intenta describir el proyecto creador,
pero también el del hombre, de una familia, una aldea, un gobierno, una so-
ciedad y una civilización.
Lo que ha llegado a ser en virtud del pensamiento humano –sea cual fuere
el modo como se haya materializado–, tiene el carácter de algo pensado y
querido. Es fácil reconocerlo al hablar de una ciudad perdida, de una teoría
cientíca, o de una monumental obra de la arquitectura actual, perocuesta
admitir el carácter de pensado y querido, del genocidio contra el pueblo ar-
menio (1915-1923), el genocidio contra el pueblo ucraniano (1932-1933), y
el genocidio contra el pueblo judío (1938-1945).
Giorgio La Pira en sus cursos para formar una dirigencia europea para
cuando terminara la guerra (1944)4, se preguntaba:
¿Dónde encontrar el por qué último de esta crisis? ¿Quizá en el terreno
exclusivo de la técnica y política económica? ¿O acaso había razones más
sutiles, causas más radicales, desplazamientos más profundos, de los que
procedían, como de una raíz, esos movimientos desencajados de disociación
y de ruptura? (1956, p. 10)
4
Recopilados en La Pira (1956). La Pira fue uno de los redactores de la Constitución repu-
blicana de Italia, del movimiento de Adenauer, Schumann y De Gásperi, conocido como los
padres de Europa, y muy especialmente de la distinción promovida por S.S. Pablo VI durante
la llamada Guerra Fría. El Prefacio a su libroIl sentiero di Isaia, (Florencia, Ed. Cultura) fue
escrito laudatoriamente por Mijaíl Gorbachov ya en 1978, once años antes de la caída del
llamado Muro de Berlín.
60 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
La búsqueda no ha sido bastante profundizada. Cuando se conduce hacia
sus núcleos más elementales, la raíz metafísica del problema se maniesta de
modo ineludible. En el punto de partida hay ideas, verdaderas o falsas, pero
el fundamento primero de toda decisión política y también para su más alta
realización, la civilización, es una base ideal.
Para entender un tiempo es necesario buscar las causas metafísicas que lo
han generado; conocer las razones ideales que constituyen la lente de inter-
pretación, la matriz de valoración de la historia y de la cultura.
Conocer una civilización
Siguiendo a Toynbee las civilizaciones son una totalidad que engloba sin
ser englobada por otras, son espacios, sociedades, economías y mentalidades
compartidas. Corporeizan una cosmovisión (que –en este sentido metafóri-
co– es su alma).
Toda civilización es así una co-creación espiritual, su crisis se ma-
nifiesta cuando comienza a caducar la cosmovisión que le da aliento
(una cosmovisión es la matriz espiritual de una o incluso varias civili-
zaciones). Se produce una saturación social de los valores que la ani-
maban, y la civilización pierde el carácter explicativo de la realidad,
todo se vuelve a poner en duda, se rompe su unidad, su continuidad ya
no es atractiva para sus miembros y, finalmente, la solución material
de los nuevos problemas, suele ceder ante esta caducidad o desinte-
gración espiritual, que será en muchos casos, como en la genealogía
de la civilización euroamericana, el humus de la siguiente civilización
o cuerpo de la misma.
Las raíces últimas de la crisis actual son raíces ideales. La crisis, antes que
comercial, es económica, antes que económica es política, antes que política
es crisis de los valorantes (Estévez, 2024a).
Cuando una fase todavía está vigente, pero se han agotado sus posi-
bilidades vitales, e irrumpe una fase cultural nueva que aspira a pasar
al primer plano, se produce el interregno. Así la Modernidad, desde el
descenso de la era victoriana, hasta el ascenso de la era de Acuario, con
una depresión alada por un muy signicativo cambio en la trayectoria
valorante durante la primera mitad del siglo XX, en dirección a la nacien-
te actualidad.
61
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Conocer una cosmovisión
A lo ancho de la geografía y a lo largo del tiempo, lo natural permanece,
es el hombre en el tiempo, quien habita y habitando percibe y valora5, estas va-
loraciones que observa y refuerza, generan un entorno cultural de normalida-
des, algunas de las cuales, en el tiempo, se vuelven el intorno cultural de nor-
matividad sobre las conductas. La normalidad es extrínseca, la normatividad
es intrínseca o no es más que reejo de valores fantasmas (Estévez, 2024a).
El sistema de conductas o ethos individual así generado, se vuelve al tiem-
po social y se articula en formas mentales colectivas que llamamos cosmovi-
siones. Las mismas desarrollan a lo largo del tiempo y a lo ancho de la geo-
grafía, una o varias de las formas sociales más altas y comprensivas, a las que
llamamos civilizaciones.
En las civilizaciones, la propia dinámica de la vida del hombre de este tiem-
po modica su intorno de normatividad, y así su entorno cultural. No solo los
grandes movimientos sociales, sino también los cambios en la habitualidad
personal que se van “clonando, van produciendo modicaciones en las civili-
zaciones que a veces decantan en la evolución de las cosmovisiones, transfor-
mando el ethos –los sistemas de conducta–, corrigiendo normatividades que
afectan la normalidad, el modo que el hombre individualmente considerado
actúa, valora, percibe y habita. Es un corsi e ricorsi cultural (hombre de este tiem-
po), en una realidad demarcada por la humanidad (hombre en el tiempo).
Cosmovisión signica literalmente visión del mundo (con la palabra “mun-
do” se entiende aquí el cosmos), la realidad total dentro de la cual está incluido
el hombre. La cosmovisión no atiende a la realidad o verdad de la cosa, sino a la
5
La naturaleza global del mundo digital erosiona cada vez más los antiguos límites nacionales,
pero no en la dirección hombre solo-Estado nacional, de la Modernidad, que permitía imaginar
hombre-matrix-Estado mundial, sino que las fuerzas de abstracción global, generaron fenó-
menos compensatorios de búsqueda de arraigo. En este sentido podría resolverse la pregunta
que se formula Yuval Noah Harari, y su respuesta: “Las culturas humanas se hallan en un
ujo constante. Dicho ujo, ¿es completamente aleatorio, o sigue una pauta general? En otras
palabras ¿la historia tiene dirección? La respuesta es sí. A lo largo de los milenios, las culturas
pequeñas y sencillas se conglutinan gradualmente en civilizaciones mayores y más complejas,
de manera que el mundo contiene cada vez menos megaculturas, cada una de las cuales es
mayor y más compleja. Esta es, desde luego, una generalización muy burda, que solo es verdad
a un nivel macro. A nivel micro, parece que para cada grupo de culturas que se conglutinan en
una megacultura, existe una megacultura que se descompone en fragmentos” (2022, p. 188).
62 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
visión con las que se viven las experiencias y las prácticas, que dan sentidos a las
personas y los colectivos humanos, desde una perspectiva vital, con el objetivo
tácito o explícito de que le sirva como marco de orientación de su acción práctica.
El deseo ilimitado que guía nuestra existencia, es un deseo de ser, de encon-
trar sentido. Por lo común, el primer y más elemental movimiento del hombre
es que ser es parecer: parecerse a. Por eso la cosmovisión imperante pasa a estar
dentro nuestro, de ella se deriva la escala de valores que da sentido a la vida de
la persona humana” (Sampay, 1991). Nosotros nos hacemos de acuerdo a nues-
tra cosmovisión. Ella nos pertenece, pero nosotros le pertenecemos.
63
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Dirigiendo una mirada de conjunto a nuestra civilización –como en un
abrir y cerrar de ojos–, podríamos decir que, en la actualidad, la descon-
anza en la ciencia moderna es acompañada por la aceptación acrítica de la
tecnología, que me permite una vida rotativa, independiente de la identidad
y estado corporal.
La individualidad no se ve como fruto de la libertad pública, sino en el
Olimpo de la tribu/colmena/mónada social y el consumo; la aceptación
de mi existencia y creencia es la clave de mi mónada, en tanto esta no
se oponga, sino que ote en los vientos de la historia –que no son tales,
sino que se encuentran amañados–, para conducirnos a una suciencia
soñada en la cual ciframos la felicidad, que es hoy o lo más pronto posible
en la historia.
En esta serie de artículos que aquí comenzamos, intentaremos desarro-
llar las miradas de la actualidad, antes esbozadas, a partir de la cosmovisión
como método.
Tanto en Voegelin, La Pira, y Guardini –entre nosotros Sampay y Fe-
rro–, como en los documentos del Concilio Vaticano II, se utiliza el análi-
sis cosmovisional a partir de las respuestas vivas a cuatro preguntas: ¿qué
es el hombre?, ¿qué es la naturaleza?, ¿qué es absoluto? y ¿qué son las
cosas?
Preguntas ya presentes en el universo europeo medieval, por el intra
nos (yo), prope nos (los demás), infra nos (las cosas), supra nos (Dios).
Hasta nuestros días, distintos sistemas encuentran un principio superior
coordinador que explica la noción del orden de la realidad, como la sus-
tancia única (Spinoza), la Idea (Hegel), la materia (Feuerbach, Marx), o
la energía primordial.
64 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
A partir de estas clásicas preguntas, se me representó, en el trayecto a mi
tesis, que existía una correlación entre las respuestas a las preguntas ¿qué es
absoluto?, ¿qué es el hombre?, ¿qué es la sociedad?, permitiendo conceptua-
lizar, en toda cosmovisión, un hemisferio superior: la idea cultural del senti-
do de la historia. Del mismo modo, las respuestas a las preguntas ¿qué es el
hombre?, ¿qué es la sociedad?, y ¿qué son las cosas circundantes? permitía
conceptualizar, en toda cosmovisión, un hemisferio subalternado: las ideas
culturales del cultivo de la realidad circundante.
También se me representó que existían ideas mediadoras entre las res-
puestas a las cuatro preguntas polares. Así de la relación entre la idea de ab-
soluto y la idea del hombre, resultan las ideas de mediación religiosa; y de
la relación entre la idea de absoluto y la idea de la sociedad, las ideas de las
mediadoras de la autoridad.
Del mismo modo, de la relación entre la idea del hombre y la idea de
las cosas circundantes resultan las ideas de la mediación del arte; y entre
la idea de la sociedad y la idea de las cosas, las ideas mediadoras de la
economía.
65
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Estos aportes intentan facilitar el desafío de la propia visión, en un abrir y
cerrar de ojos6 respecto del estado actual en el desarrollo de nuestra civiliza-
ción euroamericana.
Gnosis en el sentido de la historia7
La Modernidad de nuestra civilización euroamericana del siglo XV –si
descartamos los cortes claros y distintos de la periodización histórica de la
Ilustración–, comienza en el siglo XIII de las ciudades renacidas (Burgos), la
difusión de las agremiaciones, las ideas democráticas (asambleas de hombres
libres), las universidades y por ellas, la recuperación popular del pensamiento
griego (Aristóteles).
Esa cosmovisión moderna nació tributaria de la filosofía de la his-
toria cristiana, y a partir del siglo XVII fue creciendo una idea del
sentido de la historia que podemos entender desde la gnosis, que se
reconoce en el aire común a muchos espiritualismos (incluso cristia-
nos), en nuevos movimientos religiosos, y en la evolución de la orga-
nización social.
De este modo, también aparece en las condiciones sociales que favore-
cieron los populismos de la primera mitad del siglo XX que degeneraron en
regímenes autoritarios, nalizaron en la catástrofe de los estados totalitarios,
y subyace en la proliferación (por ahora mitigada por la memoria) de algunos
de los nuevos populismos.
En una profunda crisis de sentido, con su consecuente desorientación
e inseguridad, nuestras sociedades presentan como accesibles, mediante el
consumo, modelos de vida que no son generalizables sin destruir el planeta8,
6
In einem Augenblick, como proponía Romano Guardini.
7
Se desarrollan en este punto ideas esbozadas en un artículo del mismo nombre publica-
do en la Revista Criterio, (2023, Nro. 2499, 61-65). https://www.academia.edu/104374393/
Cosmovisi%C3%B3n_actual_Gnosis_en_el_sentido_de_la_historia
8
En todos los tiempos y culturas de nuestra civilización, el centro de la vida social ha incluido
el palacio (o ágora), el templo y el mercado, como ámbitos de respuesta a múltiples dimensio-
nes humanas, entre ellas la que llamamos lo público. Es fácil ver casos históricos del mercado
integrado a lo trascendente de lo político y lo religiosos, pero el mercado actual es desintegra-
do, no es un lugar de encuentro, que hace a lo público y a lo trascendente, sino a la publicidad
de lo intrascendente, la felicidad como objeto de consumo.
66 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
nuestros Estados los prometen periódicamente en cada campaña electoral,
solo para hacer a los pueblos caer en una nueva desilusión.
En e Wall9, Pink Floyd dice “Tengo una fuerte necesidad de volar,
pero no tengo a dónde volar”. La insatisfacción que inevitablemente resul-
ta, favorece a los actuales populismos, liderazgos elitistas que potencian las
burbujas de masicación del pueblo. Como ya lo vio Eric Voegelin, al ha-
blar de Las religiones políticas (1938), en su análisis del stalinismo, fascismo
y nacional socialismo. Así, la cuestión de izquierda y derecha es meramente
oportunista en relación a la vía de acceso, a lo que mejor conecta con la
desorientación social, que da fueros, y una élite de relevo que se presenta
como revolucionaria.
Desde su “superioridad” ideológica, aprovechan los sentimientos de in-
ferioridad y baja autoestima, tan extendidos en la soledad imperante, vol-
viendo arbitrarios los sentimientos para desintegrarlos de la razón.
Así, en todo populismo, corre la posibilidad de volverse autoritario, en la
medida que pueda desmontar los mecanismos republicanos y, por la disposi-
ción tecnológica de control social, refuerce la posibilidad del Estado de llegar
a ser totalitario.
Por ello, la palabra gnosis, que fue usada para el análisis de estos movi-
mientos desencajados de la primera mitad del siglo pasado, vuelve a desper-
tar hoy creciente interés10.
9
e Wall es el undécimo álbum de estudio de la banda de rock progresivo Pink Floyd, lanza-
do el 30 de noviembre de 1979 por Harvest/EMI en Reino Unido.
10
Tomé contacto con las ideas de la gnosis en 1981 y 1982, durante la primera parte de mi
investigación doctoral, bajo la dirección de Rafael Alvira Domínguez en la Universidad de Na-
varra. Recién pude publicar un libro con algunas de esas miradas en la UNSTA: Notas sobre la
cosmovisión Actual, en 2006, con una segunda edición en 2009, gracias a fray Rafael Cúnsulo
OP. En 2015 el entonces decano de mi facultad, en la UCA, me pidió organizar un encuentro
de profesores sobre el tema, y la Revista CRITERIO tuvo la amabilidad de publicarme un artí-
culo con algunas pinceladas del tema, en el análisis del nal del segundo gobierno de Cristina
Fernández y su posible evolución (El barrilete cósmico, CRITERIO Nro 2422). Esas ideas me
valieron alguna observación dentro de la Iglesia, hasta que el 22 febrero 2018 la Congregación
para la Doctrina de la Fe, publicó la Carta Placuit Deo, sobre algunos aspectos de la salvación
cristiana, en relación con las derivas neo-gnósticas y neo-pelagianas actuales, aclarando que
tanto el individualismo neo-pelagiano como el desprecio neo-gnóstico del cuerpo deforman
la confesión de fe en Cristo, el Salvador único y universal. Estas claricaciones fueron acogidas
por la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate de Francisco sobre El llamado a la santidad
en el mundo Actual (2018).
67
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Qué fue la gnosis en la Antigüedad
Durante mucho tiempo se supuso que la gnosis era una herejía del cristia-
nismo primitivo, particularmente importante en Alejandría en el contexto de
la Antigüedad romana –contemporánea con Ireneo de Lyon (130-202 d.C.), e
Hipólito de Roma (170-236 d.C.).
El descubrimiento en la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi (1945)
del texto de Eugnosto el Beato, del siglo I a.C. –transcripto luego como
La Soa de Jesucristo–, demostró que la gnosis no había surgido como
una alternativa a la losofía cristiana ortodoxa del siglo I d.C. sino que
ya existía un grupo de corrientes místico-losóca en la antigüedad pre-
cristiana. Estas alcanzaron su máxima difusión en la era cristiana, en los
centros culturales del Mediterráneo, como Roma y Alejandría de Egipto
(s. II y III).
Contactos seculares con el cristianismo y la adopción para su difusión
del género literario Evangelio –podemos decir, de moda entonces–, pueden
haber llevado a cierta cristianización de una gnosis –originariamente ajena al
mismo– y facilitado su gran difusión.
68 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Distinguimos hoy los Evangelios canónicos (Marcos, Mateo, Lucas y
Juan), los deuterocanónicos (como el de Santiago que mezcla datos históricos
–contenido y no en los canónicos– con relatos moralizantes) y los evangelios
apócrifos –llamados así por oscuros, nombre que en el tiempo pasa a calicar
algo como inauténtico.
Para la gnosis, los Evangelios canónicos recogían solamente las enseñanzas
de Jesús destinadas a las masas y tenían un carácter exotérico, mientras que es-
tos otros textos –que llamamos apócrifos– como La Sofía de Jesucristo o el Apó-
crifo de Juan contenían una doctrina revelada por Jesús solamente a algunos
apóstoles o a discípulos y destinada a unos pocos adeptos superiores al resto.
Algunos estudiosos consideraron excesivos los juicios de los apologistas
cristianos en su disputa contra la gnosis11, sin embargo, los hallazgos de Nag
Hammadi ratican la caracterización de los apologistas sobre un dualismo
metafísico, seguido de un dualismo antropológico, que llevaba a un dualismo
sociológico en la comunidad.
En algunos casos se trata de escuelas fundadas por personajes de renom-
bre, como Basílides, Marción o Valentín (s. II), en otros casos de grupos de
los cuales se desconocen sus fundadores y cuyas denominaciones derivan de
elementos doctrinales: como los ostas que atribuían un papel importante a
la serpiente (os), o los cainitas se remitían a Caín, etc.
Dualismo metafísico
La gnosis identica plenamente a la racionalidad con la espiritualidad,
convirtiendo a la racionalidad en un saber de salvación temporal.
Para la tradición bíblica hay una distancia esencial entre Dios creador y
la creación, y tanto lo creado (Al principio Dios creó el cielo y la tierra, Gn
1:1), como la creatura (con su imagen y semejanza espiritual Gn 1:26-27)
tienen la cualidad ontológica de haber sido queridos-proyectados por Dios.
Para la gnosis, el espíritu es substancialmente ajeno al universo y la relación
con el mundo material no puede contribuir de ninguna manera a la elevación
espiritual del hombre.
La identicación del Dios creador de la Biblia con el demiurgo, en con-
secuencia, con la gura negativa, conlleva pues un trastrocamiento en la va-
11
San Ireneo, obispo de Lyon, en la obra Denuncia y refutación de la seudo-gnosis, ca. 180 d.C.
69
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
loración de los personajes bíblicos, con la idealización de quien infringió las
leyes del Creador, como Caín. De modo que el Paraíso se convierte en un
jardín encantado en el cual el Dios bíblico mantiene a Adán y a Eva en la
ignorancia.
Se distinguieron dos tipos principales en el paisaje del dualismo gnóstico:
el tipo iránico que admitía la contraposición de dos principios en lucha entre
sí y consideraba al mundo material como al dominio de una potencia nega-
tiva; y la especulación siriaco-egipcia, que remitía la idea misma de dualismo,
y su posterior situación en el sistema de la creación, a la única e indivisible
fuente del ser, mediante una genealogía de estados divinos personicados
que evolucionan el uno del otro y describen el oscurecimiento progresivo de
la Luz originaria en categorías de culpa, error y fracaso. Esta interna “invo-
lución” divina desemboca en la decadencia completa de la alienación de sí
mismos representada por este mundo (Jonas, 2000).
Dualismo antropológico
Se trata de un irreductible conicto entre el Ser Supremo y la naturaleza
(las cosas circundantes), el espíritu y la materia, del que se sigue, a nivel an-
tropológico, el conicto entre alma y cuerpo. La materia en general y nues-
tro cuerpo en particular, es la expresión externa y coagulada de su principio
fundante: la ignorancia; la forma oscura y errante de su opuesto, el Pneuma.
Lanzado al cuerpo, el espíritu tiene que llegar a la tierra después de ir
atravesando una tras otra las esferas de los planetas. Durante la caída, antes
de penetrar en el cuerpo material, el espíritu recibe como un envoltorio el
cuerpo astral, que va en aumento por estraticaciones, con cada pasaje por
las esferas planetarias. El espíritu queda revestido, oculto por las estratica-
ciones que condicionan a la existencia humana.
El espíritu es una partícula divina con vocación a reunirse con el Ser Su-
premo y, por consiguiente, eterna, mientras que el cuerpo constituye la cárcel
en la que el alma está cautiva o exiliada, y está destinado a disolverse en la
nada.
La concepción negativa de la existencia terrenal y de la vida también con-
diciona profundamente las relaciones entre los sexos. Supuesto que el placer
sexual es una suerte de señuelo con el que el demiurgo induce al hombre a
reproducirse, el gnóstico debe abstenerse de toda actividad sexual, o separar
70 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
la sexualidad de su fecundidad material, evitando toda procreación. Se pue-
den observar tanto un ascetismo radical como la ausencia de cualquier orden
el ejercicio de una sexualidad irrelevante, adecuado al elemento común: el
desprecio por la vida corporal12.
Dualismo sociológico
En la condición terrenal el hombre se ha olvidado de su origen y se encuen-
tra como en un estado de ebriedad, de ensueño, de olvido, que lo llevaría a
someterse a las leyes demiúrgicas de la naturaleza o a las inuencias cósmicas.
Para algunos sistemas gnósticos no todos los hombres estaban capacita-
dos para acceder al conocimiento, a la gnosis, y por ende superar la condi-
ción de alienación. Según el sistema valentiniano, por ejemplo, los hombres
de nacimiento son de tres tipos distintos: los espirituales con posibilidad de
acceder al conocimiento –y una vez alcanzado ese nivel, viven por encima de
las leyes– los psíquicos que necesitan para su realización de las leyes y doc-
trinas de una religión, mientras que los hílicos son incapaces de superar su
condición material.
Solamente quien posee la vocación necesaria, con un acto de recuerdo o
de reavivamiento, puede reconocer su propia naturaleza espiritual y encarar
el camino de la liberación progresiva de los condicionantes sufridos al paso
de cada esfera. Ello es posible merced a un proceso descrito como ascesis del
alma, en el cual el adepto, recorriendo hacia atrás el itinerario de la caída,
debe encarar en cada esfera a los seres espirituales que la dominan –los ar-
contes–, y conseguir pasar gracias a las fórmulas y palabras aprendidas en la
iniciación gnóstica (el soplo de la gnosis en sus labios por el maestro, en Jesus
Christ Superstar, 1971)
Durante este proceso el hombre también tiene que desasirse de los ele-
mentos materiales de la propia individualidad, reconociendo que su propio
espíritu es solamente una chispa del Ser Supremo y a él idéntico; en otras
palabras, fundirse en el nosotros en el que él mismo, es Dios.
12
La idea de Yahvé como el demiurgo, invierte la lectura de la escritura y en algunos casos la
moral. Jesús no sería hijo del Dios del Génesis, sino del Dios verdadero, enviado para liberar a
la humanidad de la tiranía de Yahvé y de la ley de Moisés. Por lo que algunos grupos concluían
que, si Yahvé es perverso y su ley nos tiraniza, ir sistemáticamente contra el Decálogo del Sinaí
era entonces el camino a la liberación.
71
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Qué es la gnosis como actitud
Presté atención a la obra de Eric Voegelin y sus reexiones sobre el stalinis-
mo, el fascismo y el nazismo como movimientos de masas gnósticos, gracias al
lósofo Rafael Alvira Domínguez, en la España de mi juventud (1981-1982).
La misma juventud que me llevó a comentar, en una de nuestras reunio-
nes semanales: “porque la tradición gnóstica…” a lo que Rafael me interrum-
pió con un igualmente amable que categórico “¡no, eso es lo que ellos quieren
que se crea!”.
La gnosis no es una tradición, sino que fue un movimiento místico-lo-
sóco especíco que se desarrolló en un contexto histórico pasado, el n de
la Edad Antigua (para la civilización europea). De modo que las expresiones
posteriores no son la gnosis, sino notas o actitudes gnósticas.
Sin embargo, la existencia de la gnosis fue posible por la conexión con un
algo humano permanente capaz de expresarse históricamente en formas dis-
tintas e inconexas, y también en actitudes, y símbolos equivalentes. ¿Es solo
el propio cerebro que “escapa” de las situaciones de incertidumbre epocal? O
también se encuentran notas de lo que –sin pretender ser un libro de histo-
ria–, nos conserva la sabiduría bíblica con el “¡serán como dioses!” (Gn 3:5) y
el “¿acaso yo soy el guardián de mi hermano?” (Gn 4:9)
72 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Así, en la crisis epocal del n de la Edad Media, proliferaron nuevas es-
piritualidades –hoy diríamos de masas–, algunas como franciscanos y domi-
nicos se desarrollaron en las condiciones para ser aceptadas por la jerarquía
cristiana católica, otras como los Pobres de Lombardía, fueron incomprendi-
das al comienzo (1184) para ser luego aceptadas (1201); otras cuasi gnósticas
al principio, como los Pobres Católicos, de Durando de Huesca, serán luego
admitidos a la comunión católica (1208); y otras pervivirán en el dualismo
antropológico y sociológico como los Cátaros, Albigenses, Humillados de Ba-
viera y Valdenses de entonces.
En este contexto sobresale la gura del abad calabrés Joaquín de Fiore13,
monje católico de prestigio, que se autopercibe iluminado (usamos la expre-
sión en el sentido gnóstico) para comprender la historia en el esquema de la
Trinidad.
Para él se sucedieron la etapa del Padre (desde la creación hasta la Encar-
nación de Jesucristo); la del Hijo; y la del Espíritu Santo (que se inauguraba
entonces bajo la cabeza de Joaquín mismo como un nuevo Juan Bautista).
La Nueva Era estaba siendo introducida, al igual que las anteriores, por
un conductor. Así como la primera época había comenzado con Abraham y
la segunda con Jesucristo, la tercera debía comenzar en 1260 con la aparición
de un dux14 que Joaquín quiso ver en Francisco de Asís (ajeno a sus especu-
13
Joaquín de Fiore (1130-1202). Teólogo y lósofo calabrés. Monje cisterciense y fundador de
una nueva orden monástica en 1191, la orden de san Juan de la Flor. Su obra se caracteriza por
una fuerte visión profética que le conduce a formular una nueva concepción de la historia, que
competirá con la teoría de las dos ciudades agustiniana y, junto con dicha concepción, ejercerá
una gran inuencia a lo largo de la Edad Media, siendo, a su vez, origen de numerosas utopías
y del movimiento joaquinista, conocido como la teoría del Evangelio Eterno. Su concepción de
la historia, de corte, parte de la consideración de la humanidad como una realidad dinámica
marcada por el tránsito del primer al segundo Testamento. El tercero, anunciado por Joaquín
de Fiore, manifestará la gloria del Espíritu Santo. De esta manera, concibe la historia como un
ascenso en tres etapas: la edad del Padre fue la edad de la ley, gobernada por la laboriosidad,
el trabajo y el temor; la edad del Hijo ha sido la edad del Evangelio, gobernada por el estudio,
la disciplina, la fe y la sumisión lial; la edad del Espíritu será la edad gobernada por la con-
templación, la esperanza, la alegría y la libertad (...) Ya en la época moderna, se ha señalado
la inuencia de las especulaciones de Joaquín de Fiore en autores como Lessing, Schelling,
Fichte, Hegel, en la ley de los tres estadios (teológico, metafísico y cientíco) de Comte, y en las
tres etapas históricas fundamentales (comunismo primitivo, sociedad de clases y comunismo
nal) que concibe el marxismo (Cortes Morató y Martínez Riu, 1996).
14
La palabra latina dux deriva probablemente de duco, que en oposición a ago (guiar desde
atrás) se reere a guiar desde adelante. De dux deriva duce, la expresión italiana equivalente a
la alemana führer.
73
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
laciones): el hombre espiritual que, para él, iniciaba la Tercera Era, espiritual,
última y denitivo nal de la historia humana.
El mito de la realización histórica de la Jerusalén celestial ya se había he-
cho presente con Constantino, contemporáneamente al Concilio de Nicea
(325), y continuará en el de Moscú como la tercera Roma, luego de la caída de
Constantinopla (la segunda Roma) bajo el imperio de Constantino XI (1453).
Contribuirán a la pervivencia de símbolos gnósticos en la cultura del Re-
nacimiento, la continuidad de “ciencias” como la alquimia y la astrología,
además de la publicación por el humanista de los Medici, Marsilio Ficino
(1433-1499) del Corpus Hermeticum (1463), una colección de escritos sa-
pienciales de la época helenística atribuidos a Hermes Trismegisto (Hermes
–griego– y oth –egipcio– tres veces grande).
Los símbolos de la actitud gnóstica se volverán a hacer presentes en la
división en tres etapas de la historia (Antigua, Media y Moderna) propuesta
por el historiador alemán Cristobal Cellarius (1685); en las leyes trifásicas
de Turgot y Comte15 (en su curso de Filosofía positiva, de 1830 a 1845: fase
teológica, fase metafísica y fase positiva), en la división Hegeliana, en parte de
15
Así como la Edad Media no puede ser tratado como un todo homogéneo, tampoco es co-
rrecto hacerlo con la Modernidad. El llamado Renacimiento mágico italiano, es la excepción
en un universo cristiano dominado por el tránsito de la centralidad de la primera a la segunda
persona de la Trinidad, como lo demuestra la profusión de imágenes de la Anunciación en el
arte del período. Con la Ilustración se desarrolla la segunda etapa, dominada por la subjeti-
vidad y un racionalismo excluyente. Se puede apreciar en la Ley fundamental del positivismo
de Auguste Comte, según el cual las ciencias, la mente humana y la humanidad en general -a
la que Comte considera como un ser real- pasan por tres fases sucesivas; el estado teológico
o cticio, cuando se buscan explicaciones absolutas de las cosas recurriendo a principios y
fuerzas sobrenaturales personales; el estado metafísico o abstracto, cuando, sustituyendo lo
sobrenatural por lo abstracto, se recurre a fuerzas, causas o entidades ocultas; y el estado cien-
tíco o positivo, cuando, tras reconocer la imposibilidad de un saber absoluto, el hombre se
conforma con saber las leyes de las cosas, esto es, las relaciones existentes entre fenómenos. Al
primer estado corresponden tres maneras de losofar: fetichismo, politeísmo y monoteísmo,
y representan la teología o la infancia de la humanidad; al segundo estado, el del predomi-
nio de las causas, o del conjunto de todas ellas entendido como la naturaleza, corresponde
una losofía intermedia, la metafísica, y es un período de transición, como una “enfermedad
crónica” propia de la etapa que transcurre, tanto para el individuo como para la humanidad,
entre la infancia y la virilidad; al tercer estado, la época denitiva a la que tienden las otras dos,
corresponde la época de la virilidad, la edad adulta del individuo y de la humanidad, cuyas
características coinciden con las de la civilización industrial. Esta fase histórica es también la
meta para el individuo y para la sociedad: el estado positivo nal, que es el que desarrolla la -
losofía positiva, la “física social”, o sociología, la última de las ciencias y la que realiza la síntesis
de todas ellas (Cortes Morató y Martínez Riu, 1996).
74 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
acuerdo a la libertad (un libre, algunos libres y todos libres), en Marx16 y En-
gels (pre comunismo, sociedad de clases y sociedad sin clases) y la lamentable
experiencia de Tercer Reich17. Perdurando en símbolos populares, como el
paso de la Era de Piscis a la Era de Acuario (Hair18, 1960), y en la tercera ola,
que avanza, tonante, para ocupar su puesto (pre industrial - industrial - pos-
tindustrial) de Alvin Toer (1979).
Las actitudes gnósticas actuales
El corolario sociológico de una antropología –arraigada en la gnoseología
de la racionalidad salvadora y la ontología del Espíritu–, termina por apare-
cer en un elitismo autoritario que desprecia y cancela, por una razón u otra,
amplios sectores de la población.
En el siglo XVIII algunos se presentaban como los sucesores de los cons-
tructores del templo de Salomón (constituciones masónicas de Federico II,
1759 o 1786), luego lo fueron de las Catedrales y hoy lo son de las Pirámides
de Egipto, de una civilización primordial previa a las glaciaciones, o de otras
iluminaciones ideológicas.
La expresión humanamente más atractiva y, a la vez, más ambigua de esta
visión milenarista es el espectro New Age, pregonando una edad de oro para
toda la humanidad. Como en la novela El n de la infancia, de Arthur C.
Clark (1954), donde el contacto extraterrestre signica el inicio de un mundo
cualitativamente diverso, mejor y denitivo.
Con extraterrestres, o por medio de la IA, considera que estamos ante un
paso evolutivo que traerá consigo una iluminación de la conciencia de los
hombres, desvanecerá nuestra percepción fragmentada de la realidad y vere-
16
“[…] los hombres hacen su propia historia, pero no pueden hacerla como quisieran. Marx
(1852) El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (1852)
17
“El Estado tendrá que ser el garantizador de un futuro milenario, ante el cual nada signi-
can, y no harán más que doblegarse, el deseo y egoísmo individuales… Apoyada en el Estado,
la ideología racista logrará, a la postre, el advenimiento de una época mejor, en la cual los
hombres, no se preocuparán más de la selección deperros, caballos y gatos, sino de levantar el
nivel racial del hombre mismo; una época en la cual unos, reconociendo su desgracia, renun-
cien silenciosamente, en tanto que los otros den gozosos su tributo a la descendencia” Hitler
(1995).
18
Hair, subtituladoe American Tribal Love/Rock Musical, es unaópera beatde alta signi-
cación en la culturahippiede los años 1960 en la civilización euroamericana.
75
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
mos el universo entero como es: un todo vivo y único del cual nosotros mis-
mos no somos más que una parte19. El contenido se reviste de un optimismo
desbordante y resalta lo positivo, lo fácil y lo inmediato, de la transformación
que propone.
Muchos interpretaron que la humanidad había llegado a la Era de la Adul-
tez, milenio de paz, que habría sobrevenido por el hecho inédito de las fuer-
zas desencadenadas en la Segunda Guerra Mundial, abriendo una sociedad
más perfecta, más plena, vivida desde la caída del muro de Berlín, y la fasci-
nación del año 2000 como el n de la historia.
Sus ideales no se compadecen con la realidad de la insatisfacción vivida,
pero son funcionales al ethos imperante. Se va produciendo un desprecio por
la materialidad, descarnan el misterio, exaltan razonamientos y conocimientos
que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en verdad encorsetada en una
enciclopedia de abstracciones, que clausura la armonía a una élite narcisista y
autoritaria (Cf. Francisco, Gaudete et exsultate, n. 36).
El juicio negativo sobre la vida humana en su materialidad corporal vul-
nera la continuidad de la sociedad. El pretendido transhumanismo y la mito-
logía relativa a la inteligencia articial se unen en la pretensión de reconstruir
la realidad atribuyendo un estatuto ontológico distinto a “entes de razón” o a
actos de fantasía, para modicar la realidad vivida de forma más radical de
lo que hasta ahora había sido posible, mediante una vida virtual en el cybers-
pace desvinculado de los límites del cuerpo, del espacio y del tiempo.
La tecnología, valor soberano y principio superior20
Desde el siglo XVIII pareció posible dividir el pensamiento político en
dos grandes corrientes: los progresistas y los reaccionarios.
19
Hace ya mucho tiempo, Guardini (1994) analizaba la idea subyacente, de que “el Yo nito no
es más que la forma que cubre el Yo innito, esto es, el Yo de Dios, suena a muy profundo, pero
no lo es. La idea es falsa; si honradamente me miro al espejo, sé que no soy absoluto; que todo
esto es una exageración, embriagadora. La idea es supercial; la profundidad peculiar, tan ad-
mirable como abrumadora, de nuestra existencia, consiste precisamente en que yo soy persona
como ser nito, participante de un Otro originario de cuya voluntad proviene mi existencia.
20
Se desarrollan en este punto ideas esbozadas en un artículo del mismo nombre publica-
do en la Revista Criterio (2023, Nro. 2500, 46-49). https://www.academia.edu/104374505/
Cosmovisi%C3%B3n_actual_La_tecnolog%C3%ADa_valor_soberano_y_principio_supe-
rior
76 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Entre los primeros, los políticos liberales, luego los positivistas, luego los
socialistas, hasta llegar a los comunistas cientícos que decían hacer el mun-
do con sus grandes transformaciones. Por otra parte, los segundos eran ta-
chados –a veces con razón– de nostálgicos de modelos políticos previos al
siglo XVIII, luego de conservadores, luego liberales en retorno y nalmente
con el muy genérico “la derecha.
A ambos lados de “la grieta, a pesar de sus diferencias, se fue coincidien-
do en el supuesto que la historia avanzaba a algo mejor, con diferencias en
cuanto a la fuerza autónoma que dirigía la historia a su consumación.
La coincidencia
La expresión pesimismo21 fue usada por Voltaire (1694-1778) en su obra
Cándido o el optimismo (1759), en contraposición a la idea de Gottfried Wil-
helm Leibniz (1646-1716) de que vivimos en el mejor de los mundos posibles,
y recién desarrollada en la losofía de Arthur Schopenhauer (1788-1860) o
Soren Kierkegaard (1813-1855), dentro del marco más general de desencanto
de la razón22. La peculiar losofía de la historia de Schopenhauer no hará
mella todavía en la mirada dominante en ese tiempo histórico23.
Veamos un testigo de cuando esta crisis nal de la Modernidad o, como dice
Julián Freund, de El n del Renacimiento (1981), aún no se manifestaba a obser-
vadores agudos. En el año 1909, a solo cinco años de la Gran Guerra, y ocho de
la Revolución Bolchevique, Ortega y Gasset, hablando sobre el año mil, escribía:
Imaginemos, siquiera sea vagamente, lo que era la vida en esa época, dura
misérrima, atormentado de dolorosa preparación, que iba á cuajar al cabo
en el feudalismo.
21
Pesimismo, conformado por las voces latinas pessimus (“muy malo”) e ismus (“-ismo”).
22
El contexto de los movimientos que comienzan a poner en duda las certezas de la Ilustra-
ción es mencionado en Cosmovisión actual. Del festejo del hombre crítico al riesgo del individuo
irrelevante, publicado en la revista Criterio, Nro. 2503 de enero-marzo de 2024.
23
“La doctrina de Schopenhauer enlaza axiomáticamente irracionalismo, ausencia de n nal
[Endzweck] y pesimismo. La pretendida coherencia de su sistema —por supuesto debatible—
depende de que se comprenda la presencia conjunta y necesaria de estos elementos. Solo así se
entiende que el autor avance hacia su peculiar losofía de la historia, que predica el estatismo,
la ausencia de todo cambio, la clausura de cualquier progreso moral y la imposibilidad de
transformar positivamente el mundo y la humanidad” (Pessis García, 2023, p. 76).
77
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Hoy, sólo merced a un gran esfuerzo de disociación, podemos recons-
truir aquel estado sentimental e intelectual, porque la base de nuestras
vidas es algo rme y denitivo; las instituciones fundamentales están per-
fectamente delimitadas, legalizadas y reconocidas; los acontecimientos
económicos siguen su marcha regular; la ciencia ha perdido la bienhada-
da inocencia, y no se halla al capricho de cualquier error craso y elemental
presentado con rmeza e ingenio.
Y todo esto es de tal manera sólido y preciso, que llega á inquietar los áni-
mos amigos de las cosas turbulentas, de la intervención del Deus ex ma-
china, de las ideas confusas, en una palabra, de todo lo robusto; tal es, a mi
entender, la signicación de los anarquistas políticos, artísticos y cientícos,
protestantes de la marcha legal, sin altibajos ni emboscadas de la existencia.
Y si entre los ideales, harto vagos, de este género de intelectos, hay al-
guno que pueda informar el porvenir y convertirse en modicador de
la sociedad, existen tantas otras condiciones sociales, hoy por hoy, claras
e inquebrantables, que no causa temor la probabilidad de un cambio en
determinado orden de circunstancias.
Esta coincidencia en la idea del conocimiento cientíco de la marcha re-
gular de la historia, y su rumbo a un tiempo denitivo de plena racionalidad,
libre del oscurantismo de los viejos dioses, se puede ver también, terminada
la Primera Guerra, en la ilusión de Max Weber de que
Es el destino de nuestro tiempo, con su racionalización e intelectualiza-
ción y, sobre todo, con su desmagicación del mundo, que los valores fun-
damentales y más sublimes se hayan retirado de la vida pública al reino
transmundano de la vida mística o a la fraternidad de las relaciones in-
mediatas entre los individuos. [...] A quien no pueda soportar virilmente
este destino de nuestro tiempo hay que decirle que es mejor que regrese,
simple y llanamente, a los brazos abiertos y misericordiosos de las viejas
iglesias en silencio [...]. Ellas no se lo van a poner difícil. Él tendrá que
hacer el “sacricio de la inteligencia” de una u otra forma. (2013, pp. 106-
107).
La razón cientíca tecnológica continuó su desarrollo antes y durante la
siguiente Gran Guerra, dando lugar a nuevas formas de inhumanidad, como
78 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
la experimentación con seres humanos, los genocidios y el empleo destructi-
vo de la energía atómica.
Pío XI y su secretario de estado –luego Pío XII–, habían diagnosticado la
deriva ideológica que llevó a la construcción del fascismo (1931), el nacional
socialismo (1937) y el estalinismo (1937), como religiones políticas; y luego
alertaron sobre la deriva del cienticismo moderno a un “espíritu técnico,
que consiste en
Considerar como el más alto valor humano y de la vida sacar el mayor
provecho de las fuerzas y de los elementos de la naturaleza; en jarse
como nalidad, con preferencia a todas las otras actividades humanas,
los métodos técnicamente posibles de producción mecánica y en ver en
esto la perfección de la cultura y de la felicidad terrena. (Pío XII, 1953,
n. 7)
A principios del siglo XX, la sociedad industrial, con su organización
cientíca del trabajo, y la naciente teoría de la ciencia de la administración,
confundía el crecimiento con desarrollo y el dominio de las fuerzas naturales
con progreso humano.
El desarraigo y hacinamiento de la alta urbanización, y la explotación de-
predatoria de la naturaleza, no fueron cuestionados por quienes desarrolla-
ron la protección de los trabajadores, porque también para los líderes sindi-
cales, esos eran indicadores positivos del progreso, crecimiento o desarrollo.
No existía una totalidad con sus límites, sino que la totalidad se construía-
expandía cada día de forma ilimitada.
Su evolución
Para la mirada de Eric Voegelin, en un periodo caracterizado por la secu-
larización, los líderes adoptaron nuevas formas y conguraciones.
Un nuevo símbolo, el del ‘superhombre, comienza a ocupar el lu-
gar de las antiguas categorías sectarias. La expresión –acuñada por
Goethe en el Fausto– la utilizan en el siglo XIX Marx y Nietzsche
con el fin de caracterizar al hombre nuevo del Tercer Reino. (2014,
pp. 132-133).
79
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Como reexión sobre este símbolo les pregunto a mis alumnos: ¿cuál es la
diferencia entre Superman, Batman, Ironman y Robocop?
Luego de algunas bromas, destacan que Superman (1933) es un ser
extraterrestre, cuyos poderes provienen de sí mismo, por razón del
cambio planetario; en tanto que Batman (1939) es un humano común,
salvo por una fortuna que le permite desarrollar tecnologías que lo ha-
cen poderoso.
Cuando llegamos a Ironman (1963), se repite la característica de la hu-
manidad, la riqueza se vuelve superlativa, pero la tecnología no solo lo hace
poderoso, sino que le da la energía vital para ejercer ese poder. En tanto que
en Robocop (1987), el rico y poderoso no es el personaje, sino la corporación
que ha producido el ensamble biotecnológico –y lo posee–, que no solo le da
poder y energía, sino que lo mantiene vivo.
El ingenuo superhombre, de un Superman todavía Moderno –de una
civilización del conocimiento, y de la ciencia–, llega a la actualidad del po-
der de una tecnología que nos hace “más que humanos24. Viene entonces la
pregunta de Romano Guardini (1960) “¿de qué sirve la técnica, si el hom-
bre es cada vez más pobre en sustancia humana y cada vez más débil en su
libertad?25
24
Cuando Zarathustra estuvo solo, vino a decirle a su corazón: ‘¿Será posible? Ese santo va-
rón, metido ahí en su bosque, ¡no ha oído aún que Dios ha muerto! Yo predico el Super-
hombre. Yo os anuncio el Superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Quién de
vosotros ha hecho algo para superarle?’” (Nietzsche, 1992, p. 26).
25
Esta oposición entre la ciencia y la creación artística existió siempre, pero en este momento
del mundo cobra decisiva trascendencia, pues pone en tela de juicio los valores que nos han
conducido a una catástrofe. El pensamiento de los iluministas y sus variantes positivistas so-
brevaloro la ciencia y la técnica, conduciendo a la humanidad a un proceso creciente de abs-
tracción y racionalización, alienando al hombre concreto, que no está constituido únicamente
por su intelecto, sino también, y, sobre todo, por sentimientos, emociones, sueños, esperanzas,
angustias y mitos. Esta crisis no es únicamente la crisis del sistema capitalista o de las dictadu-
ras socialistas, sino de toda una concepción del mundo que terminó por modelar de idéntica
manera a los dos últimos contendientes y estableciendo el reinado del hombre masicado. En
el uno como en el otro –el conocimiento cientíco no tiene color político– las ciencias son tan-
to más poderosas cuanto más abstractas. Y se han ido alejando así hacia un Olimpo matemá-
tico, que deja solo y desamparado al hombre de sangre y hueso. Triángulos y acero, logaritmos
y energía nuclear, unidos a las formas más abstractas del poder económico -el que comercia
con el trigo no conoce ni su olor- constituyeron, nalmente, una demoníaca maquinaria en
que los seres humanos han concluido por ser oscuros e impotentes engranajes (En el artículo
de Ernesto Sábato, Dialéctica de las culturas, La Nación, sábado 23 de noviembre de 1991, p.
9, se reproduce su discurso de la víspera ante el Parlamento Europeo, en la ceremonia en la
80 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
La tecnología
La tecnología no es un dato previo a todo lo existente, ni una creación de
la nada (creatio ex nihilo) por lo que siempre arrastra las características del
(sujeto) y de lo previo (en algunos casos, objetos): la humanidad, las expre-
siones de su sociabilidad, lo ya existente y conocido. Sin embargo, nos hemos
acostumbrado a pensarla, como originaria y no como un producto.
Esa forma de pensarla no nos facilita recordar el dato existencial de la
ambigüedad de todo ser humano y de sus obras. Lo que se asemeja al pensa-
miento griego con su percepción débil del misterio del mal, aunque éste tenía
la idea de límite (y por tanto la idea de la desmesura), que, a nuestra civiliza-
ción –luego de la ilustración emancipadora– le resulta extraña.
Los griegos pensaban que era posible separar el hacer (la perfección de
la obra) del obrar (la perfección del que obra). Por su parte, la experiencia
del pueblo de Israel irá desarrollando una intuición del mal y de sus conse-
cuencias divergentes, tanto en quien obra como en todo el pueblo (Jeremías
31:29-34).
Posteriormente el pensamiento cristiano descubre que cuando elijo me
elijo, considera que cuando hago me hago, por eso sostiene que el trabajo ob-
jetivo, no puede ser separado del trabajo subjetivo, de modo que en su hacer,
el hombre se perfecciona o degrada a sí mismo (obrar), antes que al ambiente
social, que también perfecciona o degrada.
La corta novela e End of Eternity (Isaac Asimov, 1955) incluye la
reexión de las grandes consecuencias a futuro de mínimas modicacio-
nes en las conductas del pasado. Esta idea, considerada imposible por la
física, pero a la vez tan frecuente en la literatura y el cine de anticipación,
rearma la intuición de que, respecto del n humano, la plenitud huma-
na, la felicidad humana, no hay actos indiferentes. Estos efectos vienen de
aquellas causas.
No se trata de volvernos toc toc, pero sí de señalar que la nalidad puede
ser distinguida, pero no separada en el acto humano concreto. Si bien un
resultado nal puede parecer anónimo (y un poder podría parecerlo), nunca
lo es. En contra del argumento Adolf Eichmann, de que era solo un engranaje
cual el organismo concedió el premio Sajarov 1991 de Derechos Humanos, a Adem Demaci,
presidente del Comité de Derechos Humanos de Kosovo).
81
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
en una maquinaria que lo usó, siempre hay uno o varios actos libres asocia-
dos para la obtención de ese resultado, como lo demostraron todos los que
decidieron actuar contra la maquinaria nazi a costa de sus vidas (Riebling,
2016). Por tanto, todo acto humano, y la tecnología lo es, está sometido a la
valoración moral de sí y de los nes que persigue, sea por propia decisión o
por decisión de otro.
Valor soberano y principio superior
Últimamente hago el ejercicio de preguntarles a mis alumnos: 1) ¿Hay o
no hay poder en la tecnología? 2) ¿Es o no es innito su poder? 3) ¿Es o no es
omnipotente? 4) ¿Puede o no puede hacer que lo pasado no fuera? 5) ¿Puede
o no puede hacer lo que no hace y no hacer lo que hace? 6) ¿Puede o no puede
hacer mejor lo que hace?
Salvo en la pregunta 4) –en la que se producen discusiones sobre la na-
turaleza del tiempo transcurrido–, todos coinciden en la omnipotencia de la
tecnología, aun en preguntas tales como nuestra conanza en el futuro. Lue-
go les presento la cuestión 25 de la primera parte de la Suma Teológica, en la
que Tomás de Aquino utiliza las mismas preguntas para estudiar el poder de
Dios (la omnipotencia divina)26, y se sorprenden de la naturalidad con la que
atribuyeron omnipotencia a la tecnología, hasta la posibilidad de cambiar el
tiempo, en el diálogo anterior27
.
26
S. ., I, q. 25, Sobre el poder de Dios: “Después de haber estudiado la ciencia y la voluntad
divinas y todo lo relacionado con ellas, falta por analizar el poder de Dios. Esta cuestión plan-
tea y exige respuesta a seis problemas: 1. ¿Hay o no hay poder en Dios? 2. ¿Es o no es innito
su poder? 3. ¿Es o no es omnipotente? 4. ¿Puede o no puede hacer que lo pasado no fuera? 5.
¿Puede o no puede hacer lo que no hace y no hacer lo que hace? 6. ¿Puede o no puede hacer
mejor lo que hace?”
27
La respuesta de Tomás de Aquino al respecto es categórica: “Como ya se dijo anteriormente
(a.3;q.7 a.2 ad 1), bajo la omnipotencia de Dios no cae lo que implica contradicción. Que lo
pasado no haya sido implica contradicción. Como contradicción implica decir que Sócrates
está sentado y no está sentado, como que estuvo sentado y no estuvo sentado. Decir que estuvo
sentado indica algo pasado. Decir que no estuvo sentado indica algo que no fue. Por eso, que
el pasado no fuera no cae bajo el poder divino. Y esto es lo que señala Agustín enContra Faus-
tum:El que diga: Si Dios es omnipotente, que haga que lo hecho no haya sido, no se da cuenta
que está diciendo también: Si Dios es omnipotente, que haga que lo verdadero, por lo mismo
por lo que es verdadero, sea falso.Y el Filósofo en VIEthic.dice:Sólo esto no puede hacer Dios:
convertir lo hecho en no hecho.
82 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Intorno social
La tecnología, omnipotente, indeterminada, con expectativa de innitud,
crea perpetuamente y barre las relaciones sociales, disolviéndolas en el aire,
sin que nada pueda ser considerado sagrado, y por tanto en un juego de ob-
jetos, carente de sujetos.
Produce regularmente un efecto de shock y de cierto encantamiento, y la
dicultad de saber usarlas cuando son complejas sobre todo cuando llegan a
la vida ordinaria y requieren un aprendizaje. Una circunstancia que implica
especiales dicultades para su uso adecuado es el ritmo veloz con que la tec-
nología informática evoluciona, con cierto acoso, lo que obliga a replantear
una y otra vez problemas de uso y habituación en breves lapsos de tiempo
(Sanguineti, 2019, pp. 253-301).
En la película documental de Netix, El dilema de las redes sociales, sor-
prende cómo los protagonistas, que han tenido papel muy relevante en el de-
sarrollo de las tecnologías de manipulación de las burbujas de sentido –en las
consecuencias sociales de la adicción, y en sus consecuencias políticas–, repiten
que el problema no está en la tecnología, sino en el modelo de negocio, sin re-
parar que la tecnología es el corazón del modelo de negocio mismo.
Inanna (Ishtar)
La valoración superlativa de la tecnología –como congurante del mundo
sensible, emocional y espiritual–, con renuncia a la valoración en sí y de sus
nes, transforma a la tecnología en ídolo con pretensión de absoluto. Las
cosas,
Como en el circo, van saltando cada vez más de prisa a través de todos los
aros que les tienden, y montan en bicicleta, y por su misma docilidad para
obedecer hipnotizan al domador más de lo que ellas son subyugadas por
él. (Balthasar, 1966, p. 99)
La desconanza en la ciencia que creció a nes de la Modernidad, no
ha impedido la aceptación acrítica de la tecnología en una posición cultural
superlativa en la actualidad. Los hombres le han dado un estatuto mesiánico,
han desarrollado una espera en ella que mitigue sus sufrimientos y colme sus
83
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
esperanzas, que les permita una vida rotativa, independiente de la identidad
y estado corporal, y los conduzca a una suciencia soñada en la cual, como
en la película La Isla28 cifran su felicidad.
En un tránsito semejante al de los superhéroes, hemos ido evolucionando
desde el seréis como dioses de la Modernidad, a la diosa Tecnología que, como
Inannaen Sumeria29, es un ser independiente de todo vínculo, que hace lo
que quiere, sin tener en cuenta las consecuencias de lo que hace.
Como a quienes rendían culto a Inanna, la tecnología promete prospe-
ridad y fecundidad. Es accesible, con hermosos locales y hermosas servido-
ras; quienes anuncian que tiene en sus manos la posibilidad de realizar todos
nuestros sueños y deseos, sin tener que someternos a ningún límite.
Refuerza nuestro sentido de autosuciencia, nos promete que alcanzare-
mos así la plenitud humana en una intrascendencia intratecnológica. En el
mito, Inanna tiene muchos amantes a los que trata de paso, con capricho y les
hace pagar sus favores, volviéndolos animales domésticos, o esclavos.
Siguiendo
Este mundo no es –en primer término– mejor o peor que otros mundos,
sino distinto. Sus desafíos hacen de él otra oportunidad para nuevas síntesis
civilizatorias creacionistas, a la cual las tres grandes tradiciones creacionistas
siguen en condiciones de aportar.
28
Michel Bay, e Island, 2005. McGregor vive en un mundo altamente estructurado, que
promete la posibilidad de ganar un sorteo que lo llevará a un paraíso (la isla) que es lo opuesto
al mundo en el cual vive.
29
Ishtar de Babilonia,Anahiten la antiguaArmenia, Astarté(Asera) enCanaán,Tanit en
la mitología de Cartago, aparece como Reina del Cielo en la Biblia hebrea (Jeremias, 7 y 44),
cuyo culto incluía la prostitución sagrada. [Gilgamesh] abrió la boca para hablar, [Diciendo]
a la gloriosa Ishtar: [¿... si yo] te tomo en matrimonio? [No eres más que un brasero que se
apaga] con el frío; Una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el huracán; Un palacio que
aplasta al valiente [...] ¡Calzado que [oprime el pie] de su propietario! ¿A cuál amante amaste
siempre? ¿Cuál de tus pastores plugo [a ti constantemente]? Vamos, y men[cionaré para ti] tus
amantes: De... […] Para Tammuz, el amante de tu juventud, Has ordenado llantos año tras año.
Habiendo amado al pintado pájaro pastor, Le lastimas, rompiendo su ala. (50) En los sotos
permanece, chillando: “¡Mi ala”! [...] Después amaste al guardián del rebaño, El cual siempre
amontonó para ti pasteles, (60) A diario sacricó cabritos por ti; Pero tú le aigiste, trocándole
en lobo, Para que sus gañanes le ahuyentaran, Y sus perros le mordieran las ancas. [...] Si me
amas, [me tratarás] como a ellos.
84 Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Roberto Estévez
Ver el tiempo en que se vive es necesario para poder abrirse al Reino ya
presente, en el ahora ocultamente participable y denitivamente realizado,
cuando ya vamos delineando el futuro y en algo la eternidad.
La perspectiva del Reino de Dios, lejos de alienarnos de la vida, nos hace
más sensibles a las grandezas y miserias humanas, en las que el Reino de Dios
mantiene su vitalidad en todo tiempo, desde siempre y para siempre.
Referencias
Balthasar, H. U. von (1966). El problema de Dios en el hombre actual. Guadarrama.
Cortes Morató, J. y Martínez Riu, A. (1996). Diccionario de losofía. Herder.
Guardini, R. (1960). La cultura como obra y riesgo. Guadarrama.
Guardini, R. (1994). La aceptación de sí mismo. Las edades de la vida. Edito-
rial Lumen.
Hitler, A. (1995). Mi lucha. Wotan.
Jonas, H. (2000). La gnosis y el espíritu de la antigüedad tardía. De la mitología a
la losofía mística. Institució Alfons el Magnànim. Centre Valencià d’Estudis
i d’Investigació.
La Pira, G. (1956). Para una arquitectura cristiana del Estado. Editorial Heroica.
Marx, K. (1852). El 18 brumario de Luis Bonaparte. Prometeo.
Nietzsche, F. (1992). Así habló Zarathustra. Planeta-De Agostini.
Ortega y Gasset, J. (1909). Los terrores del año mil, crítica de una leyenda.
El Liberal.
Pessis García, B. (2023). El irracionalismo es un pesimismo. El vaciamiento
de la nalidad en Schopenhauer. Claridades. Revista de losofía, 15/1, 41-
78. https://doi.org/10.24310/Claridadescrf.v15i1.13918
Pieper, J. (1982). Creaturidad. Observaciones sobre los elementos de un con-
cepto fundamental. Revista Philosophica, 2-3, [s./p.].
Pío XII. (1953). Radiomensaje de Navidad. https://www.vatican.va/content/
pius-xii/es/speeches/1953/documents/hf_p-xii_spe_19531224_che-abi-
tava.html
Ratzinger, J. (12 de septiembre de 2006). Discurso del Santo Padre en la Uni-
versidad de Ratisbona. https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/
speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_uni-
versity-regensburg.html
85
Cuaderno de Ciencias Humanas 7 (diciembre 2025) 55-85
ISSNL 3008-9530
Cosmovisión actual. Una aproximación al tiempo presente
Riebling, M. (2016). Iglesia de espías. La guerra secreta del papa contra Hitler.
Crítica.
Sampay, A. E. (1991). Introducción a la teoría del Estado. Ediciones eoría.
Sanguineti, J. J. (2019). Ciencia, tecnología y mundo humano. Lógos.
Voegelin, E. (2014). Las religiones políticas. Trotta.
Weber, M. (2013). La ciencia como profesión. Biblioteca Nueva.
Publicado bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional