
10 Cuaderno de Ciencias Humanas 6 (junio 2025) 1-26
ISSNL 3008-9530
Jacob Buganza
medievales, ciertamente, la que está a la base de esta argumentación: no
puede haber desigualdad, si no hay algo igual que le anteceda. Si lo Máxi-
mo es lo Igual, lo que es siempre tal cual es, es necesario que anteceda a la
desigualdad, que no es siempre, pues requiere lo igual, como se dijo. Esto
mismo sucede al argumentar recurriendo a la alteridad: la alteridad es tal
porque previamente hay identidad, siendo la primera alteridad lo binario;
pero lo binario no es tal, si no hay unidad, que es lo idéntico; por ende, la
alteridad requiere de la identidad. La identidad, la unidad, la igualdad es
eterna, y lo eterno no puede ser sino Uno, precisamente. No puede haber
varios eternos simultáneos, sino la subordinación de uno a otro, pues lo
subordinado implica alteridad, desigualdad, etcétera, y se ha probado que
todos ellos requieren de la Unidad previa, que, como indica el término,
es Una sola.
Ahora bien, entre los medievales, sobre todo inuidos por la asimila-
ción de las doctrinas provenientes de los musulmanes y los hebreos, es un
problema tradicional el de si la creación es eterna, esto es, es menester di-
rimir si Dios ha creado eternamente o no. Sobre todo, los franciscanos se
pliegan a la opinión de que no es así; algunos tomistas, siguiendo al Aqui-
nate, sostienen que, de acuerdo con la razón, hay que armar que, efecti-
vamente, Dios crea eternamente. Nicolás de Cusa otorga su propia opinión
al respecto, no sin cierto equívoco en la expresión, por lo que corresponde
observar con cuidado qué es lo que sostiene exactamente. La tesis parte por
admitir que toda unidad proviene de la Unidad, y que ésta, en griego, se
dice, piensa el Cusano, ὠντας, derivación de ὠν, entidad, ens. Esto presupo-
ne, nos parece, que todo aquello que es entidad es tal porque es unidad: hay
una equivalencia trascendental, en terminología escolástica, entre el ente y
el uno, entre entidad y unidad: a mayor entidad, mayor unidad y viceversa.
Así puede entenderse que diga, sin ser precisamente panteísta, que Dios es
la entidad de las cosas, el ser, forma essendi. No signica esto, nos parece,
que las cosas posean el ser de Dios, sino por Dios. En efecto, todo ente ni-
to es tal porque recibe el ser de algo más, y en último término lo recibe por
Dios. Así se comprende que lo Máximo sea la forma essendi, la forma del
ser. El ser que posee cada cosa es el que le corresponde, ni más ni menos,
pues si fuese más, dice el Cusano, sería monstruoso, y si fuese menos, no
sería. Ahora bien, puesto que todo es generado por Dios, que es la Igualdad
o Unidad, se intelige que